Nos dirigimos a ti, padre entregado a sus hijos, aquella bendición que se puede convertir en tragedia si no sabemos cómo educarlos, a tal punto que algunos desearían no haberlos tenido. Por duro que suene, lastimosamente, es la realidad que muchos viven. ¿Cuántos son los padres que en su vida sabían lo que es una estación de policía, hasta que por algún motivo tuvieron que ir a sacar de allí a uno de sus hijos?; y ¿cuántos son los papás que nunca derramaron una lágrima por alguna persona, pero cuyos hijos les hacen estallar en llanto por su mal comportamiento?
Si como padre quieres disfrutar del respeto, la obediencia y el beneficio de los hijos, debes hacerlos desear los bienes de la Vida Eterna y no los de esta; tu preocupación principal debe ser construirles su morada eterna en el Paraíso, no afanarte por llenar sus vientres de comida y satisfacer hasta sus más mínimos deseos materiales. Recuerda que son muchas las familias que se hundirán en las profundidades del Infiero porque su única inquietud era “disfrutar” de los placeres de esta vida sin límites; se preocupaban de que sus hijos fueran al colegio, pero a la hora de ir a la mezquita se desinteresaban; se interesaban porque sus notas fueran cada vez mejores, pero no les importaba si su fe era firme e iba en aumento y su comportamiento era el adecuado; se desvelaron para que sus hijos tuvieran un techo que les protegiera, pero se hacían los de la vista gorda cuando ellos dejaban alguna obligación religiosa o cometían una falta; su interés era asegurar un fortuna para que ellos vivieran cómodos, sin importarles que gastaran ese dinero en lo que Al-lah Ha prohibido.
Si tus intereses son como los que tenían aquellos que se buscaron para sí y sus familias el castigo del Infierno, nunca podrás disfrutar de la obediencia, el respeto y el beneficio que puedan representar para ti tus hijos en esta y la otra vida; por eso queremos darte unos consejos que, de seguirlos, esperamos que disfrutes la alegría que representan en la vida, que estés tranquilo por ellos el Día del Juicio y que te reúnas con ellos a disfrutar las maravillas del Paraíso.
· Haz mucho Du’a’ por ellos, suplicando la virtud y la buena guía. Nunca les maldigas o pidas algo desagradable para ellos, por más que te hagan desesperar. Busca siempre guiarlos a las buenas virtudes, porque debes recordar que “los corazones de la gente están en las Manos de Al-lah, y Él los Cambia como Desea”. El corazón de tu hijo no será nunca tan duro como el que tenía ‘Umar Ibn Al Jat-tab, que Al-lah Esté complacido con él, el día en que se convirtió al Islam: en la mañana quería matar al Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, pues era un incrédulo, pero al atardecer ya era la persona que más quería sobre la tierra, gracias a la súplica hecha por el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, de que fuera una persona que beneficiara al Islam.
· No olvides el comportamiento que tuviste con tus padres, si fuiste de los que les obedecieron y respetaron, verás la recompensa de esta noble conducta reflejada en tus hijos, y su obediencia y consideración para contigo; pero si fuiste mal hijo, entonces los tuyos no tendrán consideración alguna hacia ti, “sé bueno con tus padres para que tus hijos lo sean contigo”.
· Ten cuidado de las cosas que ven y escuchan tus hijos, y de la gente que les rodea; lo que edificaste con tanto esfuerzo durante años se puede ir al piso en un instante por lo que aprenden en una novela, un programa de televisión o les enseña un “amigo”. Los ojos y los oídos son las ventanas del corazón, si se acostumbran a presenciar el Haram, no hay educación que valga, y no respetarán a nada ni a nadie. Además, tus hijos se verán expuestos a sumirse en costumbres que los hundirán en la perdición.
· Cuida que el dinero que ganas para la manutención de tu familia sea de procedencia Halal. Si el dinero con el que los mantienes y cubres sus necesidades provienen del Haram, no te extrañes si mañana tus hijos se conviertan en un dolor de cabeza y amargura constante. Y hoy en día muchos padres no prestan atención a este asunto vital, pues lo importante es tener y tener, sin importar de dónde sale el dinero, puede ser del interés y la usura que dan los bancos y los préstamos o del engaño y hasta el robo; lo importante es conseguir dinero. Esa no es una conducta islámica, y por ello vemos que quien no presta atención a este asunto, tarde o temprano termina lamentándose y quejándose de sus hijos.
· Conviértete en un ejemplo del bien para tus hijos, compórtate frente a ellos de la manera como tú quieres que ellos sean; no puedes ser de aquellos que son un mal ejemplo y quieren que los suyos no hagan lo que ven de ellos. Y si lamentablemente tienes alguna conducta inadecuada, no la hagas pública. Y recuerda que son muchos los casos en los que los padres han sido la causa de la mala conducta de sus hijos por el ejemplo que les dan.
· Dedica tiempo a tus hijos y a tu familia, al fin y al cabo, ese es tu verdadero capital. Acompáñalos y ocúpales su tiempo en cosas beneficiosas para que no lo desperdicien o hagan en el lo que desagrada a Al-lah. Ve con ellos a los lugares donde se enseña el Corán, acostúmbralos a que te acompañen a cumplir con la oración en las mezquitas y a visitar a los parientes y allegados.
Tú debes poner de tu parte lo que esté a tu alcance, el resto corre por cuenta de ellos, pues al final es Al-lah Quien Conoce lo que encierran sus corazones. Si quieren ser guiados los Guiará; y si no, pues lástima por ellos.
Por último, le pedimos a Al-lah que nos Ayude en esta tarea. {¡Oh, Señor nuestro! Agrácianos con esposas e hijos que sean un motivo de alegría y tranquilidad para nosotros, y Haz que seamos un ejemplo para los piadosos.} [Corán 25: 74]