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La Arrogancia - III

La Arrogancia - III

La discriminación está prohibida en el Islam
Uno de los compañeros del Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, de nombre Abu Dharr, se encontraba discutiendo con otro compañero, Bilal Ibn Rabah, el africano. Y en el calor de la discusión, Abu Dharr le dijo, en tono ofensivo: “¡Oh hijo de la esclava negra!”. Una frase que millones de seres humanos en este planeta no considerarían muy grave, pero para Al-lah es más que grave. Bilal vio en esta frase un problema de principios, así que fue a quejarse con el Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam. El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, no trató de arreglar las cosas con trucos diplomáticos, como haría la mayoría de nosotros; sino que se puso rojo del enojo y, llamando a Abu Dharr, le dijo enfáticamente: “¿Lo ofendiste insultando a su madre? En verdad que eres un hombre que aún conserva costumbres que no son del Islam”. Estas palabras cayeron en el corazón de Abu Dharr con tanta fuerza que no acertó a hacer, de la desesperación, más que arrojarse al suelo con su mejilla sobre la tierra, y dijo: “Juro por Al-lah que no me moveré de aquí hasta que Bilal me pise la cara y no quede la menor duda que no hay ningún tipo de superioridad entre blancos y negros, sino por el temor a Al-lah”. ¡Imagínense, qué calidad de gente! Hasta cuando se habían equivocado, salía a relucir su gran calidad humana.
Y si encuentras en tu persona una actitud como la equivocada actitud de Abu Dhar, entonces entérate que tienes características que no son del Islam. Ya quedó claro, entonces, que está prohibido vanagloriarse o sentirse superior por el linaje, porque nuestra verdadera afiliación debe ser al Islam. Cuando Al-lah te guió hacia el Islam, te convertiste en siervo de Al-lah. Si queremos sentirnos orgullosos de algo, sintámonos orgullosos del Islam, en esta vida y en la otra. El Islam es realmente algo de lo que hay que sentirnos orgullosos; ¿acaso no vemos cómo los enemigos del Islam planean y planean contra él porque es algo bueno?
La fortaleza no está solamente en lo físico
Otra causa es el sentirse superior a los demás debido a la fuerza y la salud que uno posee. Esto se da principalmente a nivel de naciones más que a nivel individual. En todo tiempo y lugar han existido naciones que se ven seducidas por su propia fuerza; y, como consecuencia de eso, empiezan a inventar mentiras sobre las otras naciones más débiles. El Corán se refiere a este tema cuando habla a cerca de que el fuerte se ve seducido por las bendiciones que Al-lah le ha dado y por la paciencia que Al-lah le tiene, llegando incluso a pensar que Al-lah no tiene conocimiento de lo que él hace. Al-lah dice en el Corán (lo que se interpreta en español): {…Y Al-lah no está desatento de cuánto hacéis.} [Corán 2:24]
Al-lah es paciente incluso con los injustos
Al-lah está atento y tiene el conocimiento de todas las cosas, pero uno de Sus nombres es El Paciente y El Sutil. Ocurre que Al-lah deja que el injusto y el opresor lleguen a los límites de su sentimiento de superioridad, para luego castigarlos con un castigo severo.
Leamos la historia y aprendamos sobre aquellos que fueron seducidos por su fuerza y su poderío, no importa si es la historia antigua o la moderna. Sin ir muy lejos, tenemos la historia del pueblo de A´ad, que quedó registrada para siempre en el Corán. Este era un pueblo sin igual en la historia humana, sus habitantes estaban dotados de una fuerza increíble; tanto así, que trabajaban rocas de granito como si se tratase de un material blando, y construían sus casas dentro de las duras rocas. Todos los utensilios de la casa estaban hechos de roca. Ellos fueron seducidos por su propia fuerza, al punto que llegaron a decir: “No existe nadie más poderoso que nosotros”; y fue tal su prepotencia que llegaron a decir al profeta que les fue enviado: “Has caer sobre nosotros el castigo de Al-lah, si dices realmente la verdad”. ¿Y qué es lo que Al-lah les respondió? Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {… ¿Es que no sabían que Al-lah es Quien los creó y que Él es más fuerte que ellos?...} [Corán 41:15] La simple razón nos dice que Quien nos creó es más fuerte que nosotros, eso es más que lógico; pero la persona que ha sido seducida por su propia fuerza no ve más allá de su propia persona, hasta este nivel ha llegado el engaño de Satanás en él. Finalmente, Al-lah les dio una lección devastadora, y no lo hizo enviando un poderoso ejército, sino que los castigó con dos tipos de castigo. El primero fue que Al-lah los humilló utilizando su propia forma de razonar. Ellos se creían superiores y más fuertes, entonces Al-lah les envió algo inferior que los aniquiló. Al-lah envió un viento de poca intensidad, pero que los elevaba hasta el cielo y después los hacía caer, y Al-lah no dejó a ninguno de ellos con vida. He ahí que sus ciudades y aposentos se encuentran deshabitados y nadie los volverá a habitar hasta el Día del Juicio.
Esto nos muestra que Al-lah tiene paciencia y da oportunidades a los injustos para que enmienden su camino; pero si estos no lo hacen, les llegará el castigo. También aprendemos que el ser humano no debe ser impaciente, pues el no tener paciencia ante las desgracias es una actitud imprudente para con Al-lah. Muchos musulmanes se quejan diciendo: “Oh Al-lah, castiga inmediatamente a aquellos que matan a los musulmanes”; y Al-lah les responde que no sean impacientes, que ÉL ya les tiene preparado un castigo. El Profeta, sallallaahu ‘alayhi wa sallam, dijo: “Al-lah no se apura por el apuro de alguno de ustedes”. Lo que Al-lah está haciendo en realidad, es no darles la oportunidad de que tengan ninguna excusa; el Día del Juicio Al-lah les dirá: “Les di años de oportunidad”. Este es un mensaje bien importante para aquellas naciones fuertes que utilizan su fuerza para oprimir a los débiles, pues les llegará su hora, tal y como lo testifica el Corán y la historia.
Esto en cuanto a las naciones; ahora, en cuanto a las personas, vemos que ocurre lo mismo. Algunas personas se ven engañadas por su propia fuerza, por su poder o por su riqueza. Algunas personas piensan que son superiores a los demás por su proximidad a las autoridades y dicen “conozco a fulano que es ministro”, etc. Es una característica de este tipo de personas el comportarse prepotentemente con la gente más débil, y sus corazones están llenos de envidia contra ellos; pero no saben que Al-lah es más poderoso y les mostrará Su poder castigándolos. Este tipo de personas deben arrepentirse inmediatamente y volver a Al-lah, pues la fuerza que poseen, o la fuerza que posea la más poderosa persona de la tierra, no es nada en comparación con la fuerza de Al-lah. Además, el ser humano fue creado de debilidad y siempre será débil; por eso no debe jactarse de su fuerza, porque Al-lah le preguntará el Día del Juicio acerca de su fuerza, de cómo la utilizó en la causa de Al-lah.
Este tipo de persona también debe recordar que, cuando llegue el momento de la muerte, ni toda su fuerza ni todo su poder podrán salvarlo del ángel de la muerte; pues lo que Al-lah ha decretado, nada ni nadie lo puede cambiar.

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