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Él matrimonio de ‘A’ishah, la Madre de los creyentes, con el Profeta Muhammad

El matrimonio de ‘A’ishah, la Madre de los creyentes, con el Profeta Muhammad

El matrimonio del Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wasallam, con ‘A’ishah Bint Abu Baker, que Al-lah Esté complacido con ella, cuando ella aún era muy joven, ha sido el centro de las críticas en Occidente. Todos los matrimonio del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, se realizaron ya sea por razones políticas, para reforzar lazos familiares o para ayudar a una mujer necesitada; todas sus esposas fueron viudas, mujeres mayores o que fueron abandonadas y por eso necesitaban de un hogar; la única excepción fue ‘A’ishah. Lastimosamente, algunos de aquellos que dicen ser musulmanes se convierten en críticos. Otros, tímidamente evitan discusiones de tales temas “embarazosos”, que un hombre en sus 50 años se haya casado con una muchacha tan joven –especialmente un hombre que se supone que es un ejemplo de piedad.

No solamente es difícil para muchos occidentales “modernos” aceptar esto, sino que incluso han llegado a insinuar cargos de un repugnante “desorden sexual”. La reacción usual era negar las fuentes que reportaban dicho “problema embarazoso”. Para los musulmanes “modernistas”, quienes sostenían que SOLO un reglamento legal encontrado en el Corán era islámicamente válido, dejar de lado este aspecto de la vida del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, era sencillo. Ellos simplemente negaban que esto hubiera ocurrido y atacaban a las fuentes que lo reportaban. Afortunadamente para los musulmanes, la apologética de este “tío Tom del Islam” se ha desvanecido en gran medida.
Debe recalcarse que el matrimonio del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, con ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, fue un acontecimiento sumamente feliz para ambas partes, como la literatura del hadiz lo atestigua. ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, fue su esposa favorita y la única virgen con la que se casó. Ella fue su tercera esposa, no la primera. Antes de esto, la primera y la única esposa del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, por 24 años, fue Jadiyah Bint Juwailid, que era 19 años mayor que él aproximadamente. Él se casó con Jadiyah, que Al-lah Esté complacido con ella, cuando ella tenía 40 y el 21 años y permaneció casado únicamente con ella hasta que ella murió. Solo después de la muerte de Jadiyah, cuando ella tenía alrededor de 46 años, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, se casó con su segunda esposa, Sawdah Bint Zam’ah. Fue después de su segundo matrimonio que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, se comprometió con ‘A’ishah. Al tiempo de su matrimonio con ‘A’ishah, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, estaba por los 50 años
Analicemos la narración de ‘A’ishah cuando el Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, se comprometió (zaway) con ella cuando ella tenía 6 años y consumó el matrimonio (nikah) cuando ella tenía 9 años de edad, y luego ella permaneció con él por 9 años [Bujari]. Como demuestra el hadiz acerca de la edad de ‘A’ishah, su compromiso tuvo lugar por lo menos tres años antes de la consumación del matrimonio. La razón para esto fue que ellos estaban esperando que ella alcanzara la edad (es decir, que tuviera su primer ciclo menstrual).
El matrimonio fue ordenado divinamente
Narró ‘A’ishah que el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alayhi wasallam, le dijo: “Tú me has sido mostrada dos veces en mis sueños. Un hombre te estaba cargando envuelta en paños de seda y me dijo: ‘Esta es tu esposa’. Lo destapé y eras tú. Y me dije: ‘Si este sueño es de Al-lah, Él Hará que se vuelva realidad’”. [Bujari]
Un artículo titulado “Cambios físicos en las niñas durante la pubertad” dice: “Durante la pubertad el cuerpo de una niña cambia por dentro y por fuera, y se convierte en el cuerpo de una mujer. Los cambios no se producen todos de una sola vez y no ocurren al mismo tiempo para todo el mundo. La mayoría de las niñas comienzan a mostrar cambios físicos alrededor de los 11 años, pero cada una tiene su propio calendario interno de desarrollo. Es normal que los cambios comiencen a los 8 ó 9 años de edad, y no hasta los 13 ó 14. Incluso si nada luce o se siente diferente aún, los cambios pueden haber comenzado ya dentro del cuerpo”.
Poniendo a un lado las modernas nociones occidentales de “felicidad” por un momento, el matrimonio de ‘A’ishah y el Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, fue un acto de amor y felicidad para ambos, como se expresa en sus biografías. Los matrimonios felices ocurren entre personas con una gran diferencia de edad como es sabido entre los psicólogos: “Cuando la diferencia (en edad) es grande, es decir, excede de 15 a 20 años, el resultado puede ser más feliz. El matrimonio de un anciano no, por supuesto. El matrimonio de un hombre mayor con una mujer mucho más joven, es a menudo muy exitoso y armonioso. La novia se acostumbra de inmediato a mantener relaciones sexuales moderadas”. (Theodor H. Vandevelde. El matrimonio ideal: su psicología y técnica. Greenwood Publishing Group. 1980.p. 243)
El matrimonio de ‘A’ishah con el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alayhi wasallam, a una corta edad, le permitió ser testigo ocular de los detalles personales de la vida del Profeta y trasmitirlos a las generaciones siguientes. Al estar cerca del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, tanto física como espiritualmente, el matrimonio preparó a ‘A’ishah para ser un ejemplo para todos los musulmanes, especialmente para las mujeres, de todos los tiempos. Ella se convirtió en una maestra espiritual y erudita, ya que era notablemente inteligente y sabia. Sus cualidades ayudaron a apoyar el trabajo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, y la causa del Islam. ‘A’ishah, la Madre de los creyentes, no fue solo un modelo para las esposas y madres, sino que también fue una intérprete del Corán, una autoridad en los dichos del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, y conocedora de la Ley Islámica. Ella narró por lo menos 2.210 hadices del Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, que aportan a los musulmanes datos valiosos acerca de los últimos días de la vida del Profeta y su conducta, sallallahu ‘alayhi wasallam, para así imitarla.
Una regla fundamental de la sociedad islámica es prohibir la mezcla entre hombres y mujeres. Proveer educación directa a las mujeres, aunque es altamente obligatorio, es muy difícil a la luz de esta norma islámica. Por lo tanto, el Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, tuvo que seleccionar algunas mujeres de diferentes edades y talentos, y adoctrinarlas sistemáticamente para poder educar a las beduinas y a las citadinas, a las viejas y a las jóvenes, proporcionándoles así los instrumentos para propagar la verdadera fe. Las Madres de los creyentes (es decir, las esposas del Profeta) estuvieron en una posición tan conveniente que podían transmitir el estado del Profeta y sus asuntos a las personas (hombres y mujeres).
Había sabiduría y lecciones que aprender detrás de todo lo que el Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, hizo. La sabiduría detrás de tales incidentes nos provee guía sobre la base de la moralidad humana, expone la desviación de los hipócritas de otras religiones que critican al Islam y mucho más.
En los tiempos bíblicos, la edad en que las mujeres solían casarse era la pubertad. Sin embargo, durante la Edad Media, solían casarse a los 12 años.
Para bien o para mal, en las escuelas dominicales generalmente pasan por alto muchos versos de la Biblia, como los siguientes:
- “Maten a todos los niños, y también a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales, pero quédense con todas las muchachas que jamás las hayan tenido” (Números 31:17-18).
- “Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y el Señor tu Dios los entregue en tus manos y los hagas prisioneros, si ves entre las cautivas alguna mujer hermosa que te atraiga, podrás tomarla por esposa. La llevarás a tu casa y harás que se rape la cabeza, se corte las uñas y se deshaga de su ropa de cautiva. Después de que haya vivido en tu casa y guardado luto por su padre y su madre durante todo un mes, podrás unirte a ella y serán marido y mujer. Pero si no resulta de tu agrado, la dejarás ir adonde ella lo desee…” (Deuteronomio 21:10-14).
Luego de haber alcanzado la edad de la pubertad la persona, hombre o mujer, se vuelve responsable ante la Ley Islámica. La pubertad es un signo biológico que demuestra que una mujer está capacitada para tener hijos. En este punto, ellas son libres de tomar sus propias decisiones y son responsabilizadas por sus acciones. También debe mencionarse que en el Islam es ilegal forzar a alguien a casarse en contra de su voluntad.
Las señales de la pubertad femenina están más a menudo relacionadas con el comienzo del ciclo menstrual. Algunas escritoras mujeres sostienen: “La pubertad está definida como la edad o el periodo en el que una persona está, en primera instancia, apta para la reproducción sexual. En otras eras de la historia, un rito o celebración de este importante evento era parte de la cultura”. Con respecto a la pubertad y a la edad en que la mayoría de las jovencitas tienen su primer ciclo menstrual, ‘Abdul Hamid Siddiq dijo: “El Islam no ha establecido ningún límite de edad para la pubertad, porque esta varía según los países y las razas debido las condiciones climáticas, hereditarias, físicas y sociales. Quienes viven en regiones frías alcanza la pubertad a una edad mucho más tardía en comparación con quienes viven en regiones calientes, donde tanto hombres como mujeres llegan a la pubertad a una edad mucho más temprana”. “La temperatura promedio del país o provincia”, dice el conocido autor del libro Mujer, “es considerado el principal factor aquí, no solo con respecto a la menstruación, sino a todo el desarrollo sexual y la pubertad” (Herman H. Ploss, Max Bartels and Paul Bartels. Mujer. Volumen I, Lord & Bransby. 1988. p. 563).
Si Al-lah Quiere, los pensamientos presentados aquí sembrarán la semilla de la reflexión para disipar las ideas falsas prevalentes sobre este tema. Se debe mencionar que desde un punto de vista islámico, muchos problemas en la sociedad actual tienen sus orígenes en el abandono del matrimonio a temprana edad. Debido a la forma en que Al-lah, el Todopoderoso, Ha creado al hombre y la al mujer (es decir, con fuertes deseos sexuales), las personas deben casarse jóvenes. En el pasado, esto era más apremiante debido a que la esperanza de vida era muy baja (¡la persona era considerada vieja a los 40!)
Uno de los principales propósitos del matrimonio es producir hijos, “que se multipliquen y llenen la tierra”, como dice la Biblia en Génesis 8:17. Esto era especialmente importante en el pasado, cuando la gente no vivía tanto como ahora y el índice de mortalidad infantil era mucho más alto. Sin embargo, los críticos envían a sus hijos a escuelas secundarias, incluso a escuelas primarias, donde se enseña educación sexual y viven en una sociedad donde la promiscuidad sexual es considerada una norma. Los no musulmanes de su época le ofrecieron al Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, las más hermosas mujeres árabes, para que así dejara el llamado a la adoración del Único Dios verdadero, pero su respuesta fue: “Juro por Al-lah que si ellos pusiera el sol en mi mano derecha y la luna en mi mano izquierda y me pidieran que abandone mi misión, no la abandonaría hasta que Al-lah me Hiciese victorioso o muriese por su causa”.
Él era tan apuesto que hubiesen saltado para casarlo, siendo un hombre con un carácter impecable, piedad, buen linaje y buena apariencia. Ellos lo describieron así: “Él era inocentemente radiante”… “Él tenía el más hermoso rostro y el mejor carácter”… “Lo vi una noche de luna llena. Lo miré, estaba ataviado con una vestimenta roja. Lo comparé con la luna y encontré que –para mí– él era mejor que la luna”… “Parecía como si la luz del sol se movía en su rostro”.

En conclusión, nuestro amado Profeta, sallallahu ‘alayhi wasallam, es como el cielo: si alguien intenta escupirlo, ¿qué sucede?

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