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Meca: la más querida de todas las tierras para Al-lah y Su Mensajero

Meca: la más querida de todas las tierras para Al-lah y Su Mensajero

El valor de glorificar la Ciudad Sagrada
La importancia de los valores está en el hecho de que ellos son el criterio por los cuales la gente, las ideologías, las acciones, las posiciones y los temas pueden ser juzgados y medidos; además, los valores definen la identidad de una comunidad; los valores en una comunidad determinada tienen un efecto directo e influencia en los modales y conducta que los miembros de esa comunidad adoptan.
Cuando los valores de una comunidad se originan en las enseñanzas de su fe, el comportamiento y la conducta de su gente reflejarán esa fe y con seguridad disfrutarán de vidas buenas y completas dentro de sus respectivas comunidades.
El fortalecimiento de los valores sociales que el Islam enseña y el énfasis sobre ellos, es la válvula de seguridad que protege y cuida a la comunidad, y uno de los más grandes y más importantes de esos valores es glorificar los símbolos de Al-lah. De hecho, tal glorificación resulta en costumbres y etiquetas sociales loables que garantizan la estabilidad de la comunidad musulmana, y asegura la felicidad en esta vida y en la venidera.
Al-lah, el Todopoderoso, ha hecho esta ciudad Sagrada y Segura y Ha Honrado Su Casa (la Ka’bah); Él Hizo que glorificar esta ciudad fuera uno de los actos de adoración más honorables, por medio del cual la persona se acerca a Al-lah. Él Dice (lo que se interpreta en español): {Sabed que respetar los ritos de Al-lah dimana de la piedad de los corazones.} [Corán 22:32]
Glorificar lo que Al-lah y Su Mensajero, sallallahu ‘alaihi wa sallam, han glorificado, resulta en el establecimiento de grandes valores sociales, los cuales generarán incontables beneficios para los musulmanes, y reflejará la unidad entre ellos: una nación que se dirige hacia una Qiblah (dirección hacia la Ka’bah durante las oraciones), cree en una sola religión, tiene los mismos objetivos y alberga las mismas esperanzas, como si sus corazones fueran uno solo.
El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, nos enseñó cómo construir este valor de glorificar a Meca –ya que su profecía comenzó en la misma Meca– de una forma práctica que está alejada de la fantasía, y de una forma realista que es fácil de comprender, y enraizarlo profundamente en los corazones de forma que garantice la continuidad de tal glorificación por aquellos que residen en la Ciudad Sagrada y aquellos que acuden a visitarla. Él Hizo esto con gran sabiduría y con mucho cuidado, lo cual causó que la gente anhelen ver y glorificar esta ciudad sagrada.
Palabras y acciones que reflejan su amor
El Imam Al Bujari, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, reportó bajo la autoridad de ‘A’ishah, que Al-lah Esté complacido con ella, que ella dijo: “Cuando el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, vino a Medina, Abu Baker y Bilal se enfermaron. Cuando la fiebre atacaba a Abu Baker, él recitaba los siguientes versos de poesía:
Cuando la persona despierta entre sus seres queridos, se siente llena de vida
Mientras la muerte está, de hecho, más cerca de él que los cordones de sus zapatos
… cuando la fiebre de Bilal disminuía, recitaba los siguientes versos de poesía:
¿Alguna vez volveré atrás para pasar una noche, solo una,
En el valle con Iz-jir y Yalil (plantas) en abundancia?[1]
¿Y algún día volveré a beber del agua de Miyannah?[2]
¿Y volveré a ver (las montañas de) Tafil y Shamah?[3]
… Luego decía: ‘¡Oh, Al-lah! Maldice a Shaibah ibn Rabi’ah y a ‘Utbah ibn Rabi’ah y a Umaiah ibn Jalaf, ya que ellos nos obligaron a salir de nuestra tierra hacia una tierra llena de enfermedades’. Entonces el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: ‘¡Oh, Al-lah! Haz a Medina querida para nuestros corazones, así como Hiciste a Meca querida para nuestros corazones, e incluso más aún. ¡Oh, Al-lah! Bendice nuestro Sa’a y nuestro Mud[4] y Haz de este un lugar saludable para nosotros, y Lleva su fiebre hacia el área de Al-Yuhfah”. Bilal, que Al-lah Esté complacido con él, también dijo: ‘Legamos a Medina y esta era una tierra llena de enfermedades, como el valle de Bazan tenía agua podrida corriendo a través de ella’”.
Ibn ‘Abbas, que Al-lah Esté complacido con él, narró: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo, dirigiéndose a Meca: ‘¡Cuán buena eres como tierra y cuán querida eres para mi corazón! Si tu gente no me hubiera obligado a salir de ti, nunca me habría ido y no te habría dejado, y nunca habría residido en ninguna otra ciudad excepto en ti’”. [At-Tirmidhi e Ibn Hibban]
Ibn ‘Abbas, que Al-lah Esté complacido con él, narró: “Cuando el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, fue obligado a abandonar Meca, se dirigió a una cueva, se dio la vuelta y dijo, dirigiéndose a Meca: ‘Tú eres la tierra más amada para Al-lah, y eres la tierra más amada para mí. Si los politeístas no me hubieran obligado a salir de ti, nunca habría salido ni te habría abandonado. El peor enemigo es el que transgrede la santidad de Al-lah o mata un alma sin derecho o mata un alma como venganza de la época de la ignorancia preislámica’”. Entones, Al-lah Reveló el siguiente verso (que se interpreta en español): {Muchas ciudades fueron más poderosas que la que te expulsó [La Meca, ¡Oh, Muhammad!] e igualmente las Destruimos, y no tuvieron quien les socorra.} [Corán 47:13]” [Ibn Yarir At-Tabari] El Imam Al Qurtubi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, dijo: “Esta es una narración auténtica”.
El Imam At-Tirmidhi, Ahmad y ‘Abd bin Humaid, que Al-lah los tenga en Su misericordia, reportaron que ‘Abdul-lah ibn ‘Adi ibn Al Hamra’, que Al-lah Esté complacido con él, narró: “Vi al Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, de pie sobre una colina[5] y dirigiéndose a Meca, diciendo: ‘¡Juro por Al-lah! Eres la mejor de las tierras de Al-lah y eres la tierra más amada para Al-lah; y si no fuera que fui forzado a dejarte, nunca te habría dejado’”.
El Imam Al Fakihi, que Al-lah lo tenga en Su misericordia, reportó bajo la autoridad de ‘Amrr ibn Shu’aib, quien reportó de su padre y quien, a su vez, reportó de su padre (el abuelo de ‘Amer), dijo: “El Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, envió a ‘Itab bin Usaid como líder para la gente de Meca y le dijo: ‘¿Sabes a dónde te estoy enviando? Te estoy enviando al pueblo (querido para) Al-lah. No hay ciudad más querida para Al-lah, el Todopoderoso, el Glorificado, y para mí que esta ciudad, y si no fuera porque su gente me obligó a salir de ella, nunca la habría dejado’”.
Esta es Meca, y esta es su virtud. ¿Ganaremos el honor de glorificarla y amarla con el amor y la glorificación que se merece?


[1] Una planta débil que los residentes de Meca tenían en sus casas.
[2] Un lugar que estaba a pocos kilómetros de Meca, donde había un mercado.
[3] Dos montañas a casi 50 kilómetros de Meca.
[4] Medidas de capacidad para los alimentos.
[5] Esta pequeña colina se encontraba en el extremo inferior del mercado con vista a Meca.

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