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Señales de la veracidad de la profecía: La historia de Zauban y la cabra (parte 1)

Zauban Bin Buydud, que Al-lah esté complacido con él, fue uno de los nobles sahabas del Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, y que tuvo la bendición de servirlo, lo que le permitió estar muy cerca de él. Ibn Sa’d dijo de él: “Zauban procedía del Yemen, fue vendido al Profeta como esclavo y él lo liberó”. Adh-Dhahabi reportó en su libro Siar A’lam An-Nubala’: “El Mensajero de Al-lah lo compró y lo liberó. Él permaneció junto al Profeta Muhammad, lo acompañó permanentemente y adquirió de él mucho conocimiento. Vivió muchos años y se hizo famoso por su excelente memoria”. Ibn Al Azir por su parte dijo: “El Profeta lo compró y liberó, y le dijo: ‘Si quieres puedes volver a tu gente y si quieres puedes quedarte y ser parte de mi familia’. Él escogió permanecer con el Mensajero de Al-lah y no se separó de él ni durante sus viajes ni cuando estaba en su residencia, hasta que el Enviado de Al-lah murió, suceso tras el cual decidió irse a Ash-Sham y se estableció en Ramla. Presenció la conquista de Egipto”.

Zauban, que Al-lah esté complacido con él, vivió muchas experiencias que se plasmaron en los libros de sira profética, uno de ellos, que es considerado como uno de los milagros que confirman la veracidad de la misión y el mensaje del Profeta, fue el ocurrido con la cabra llamada “Zumr”.

Zauban, que Al-lah esté complacido con él, relató lo sucedido con esa cabra de la siguiente manera: “Un visitante beduino vino donde el Profeta de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él. El Mensajero de Al-lah se sentó en frente de su casa y lo recibió. Le preguntó sobre la gente de su región, si el Islam les había traído felicidad y si eran constantes en la oración. El hombre le contestaba y sus respuestas llenaban de alegría al Profeta, lo que se le notaba en su rostro. Al llegar el medio día, la hora de almorzar, me llamó y me pidió en voz baja que fuera donde ‘Aisha y le pidiera que prepara algo para el invitado, fui donde ella, pero me dijo: ‘Te juro por Quien lo envió a él con guía y la religión de la verdad, que no hemos comido nada desde la mañana porque no tenemos nada que comer’, y me dijo que fuera donde las otras mujeres y les pidiera a ellas. Así lo hice, pero la respuesta de todas fue la misma. El Mensajero de Al-lah se enteró y se le notó la vergüenza en la cara, pues no tenía nada que ofrecerle a su invitado. El beduino le dijo: ‘Nosotros los beduinos no somos como los que habitan en poblados y ciudades, para nosotros un puñado de dátiles y un poco de laban o agua es más que suficiente’. En ese momento pasó una de nuestras cabras llamada Zumr. El Profeta la llamó por su nombre: ‘Zumr, Zumr’ y ella se le acercó de inmediato, la agarró y acarició sus patas y ubre mencionando el nombre de Al-lah y comenzó a salirle leche. Me pidió que le trajera la jarra donde se servía la leche y la llenó. Se la pasó a su invitado y este bebió, dando un sorbido enorme. El Profeta le dijo que tomara de nuevo, así lo hizo; nuevamente le insistió y bebió hasta quedar totalmente satisfecho. El Enviado de Al-lah tomó nuevamente el recipiente, ordeñó la cabra y llenó la jarra, y me pidió que se la llevara a ‘Aisha, ella bebió hasta que satisfizo su apetito. Volvió a ordeñar la cabra y a llenar la jarra, y me pidió que se la llevara al resto de mujeres y todas tomaron hasta satisfacer su hambre. Repitió lo mismo y le pasó la jarra a su invitado, este bebió todo lo que quiso y luego me la pasó a mí, bebí un poco y sentí que su sabor era más dulce que la miel y con mejor fragancia que el almizcle. Luego el Profeta dijo: ‘¡Oh, Al-lah! favorece y bendice a los dueños de esta cabra por habernos dado de beber’” (Al Albani dijo que era Sahih y que las personas que lo transmitieron todas eran ziqat).

Este evento encierra muchas lecciones para todo aquel que quiera reflexionar, dentro de las cuales podemos mencionar:
- La importancia que tenía para el Mensajero de Al-lah, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, el estado en el que se encontraba la gente en su creencia y práctica. Su alegría de saber que el Islam se difundía y que las personas se aferraban a sus principios, pues se menciona en el hadiz: “Le preguntó sobre la gente de su región, si el Islam les había traído felicidad y si eran constantes en la oración. El hombre le contestaba y sus respuestas llenaban de alegría al Profeta, lo que se le notaba en su rostro”. Vemos que el Mensajero de Al-lah le preguntó al beduino por la fe de su gente y por las obras de bien que realizaban, particularmente sobre la oración, la cual es la base que sostiene la religión. Este es un ejemplo que debe seguir todo aquel que tenga un grado de responsabilidad o liderazgo sobre una comunidad islámica, por eso es que el Profeta dijo: “Todos ustedes son pastores y por lo tanto son responsables de su rebaño. El gobernante es un pastor entre la gente y es responsable de sus gobernados. El hombre es pastor su hogar y es responsable de su familia. La mujer es una pastora en su casa y por ello es responsable de su familia” (Bujari). Ibn Taimia dijo: “Todo aquel que tiene una posición de mando entre la gente, debe estar atento al cumplimiento de la oración y ordenar su cumplimiento hasta a los pequeños. Por eso, si alguien está a cargo de un niño o niña, y no les enseña a realizar la oración o no les pide que la hagan, entonces él será considerado culpable por su dejadez”.

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