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La mujer musulmana y el cuidado de su alma

La mujer musulmana y el cuidado de su alma

La musulmana no descuida el cuidado de su alma a través de la adoración (concretamente, la oración), el dhikr (remembranza de Al-lah) y la lectura de Corán. Jamás descuida los actos de adoración en los tiempos fijados. Así como cuida de su cuerpo y mente, ella también cuida de su alma, al comprender que el ser humano está compuesto de un cuerpo, una mente y un alma, y cada uno de esos tres elementos merece una atención apropiada. Una persona puede distinguirse por el equilibrio que él o ella establece entre su cuerpo, mente y alma, a fin de que ninguno reciba un cuidado especial a expensas del otro. Encontrar este equilibrio garantiza el desarrollo de un carácter íntegro, maduro y moderado.

 
Realiza actos de adoración regularmente y purifica su alma
 
La mujer musulmana presta la debida atención a su alma, mejorándola a través de la adoración. Realizar esto con un enfoque calmo y puro permitirá que los significados espirituales penetren profundamente dentro de su ser. Ella se aparta del bullicio de la vida cotidiana y se concentra en su adoración tanto como es capaz. Cuando reza, lo hace con el corazón tranquilo y la mente tranquila, para que su alma pueda reavivarse con el significado de las palabras del Corán, el dhikr y el tasbih, que está mencionando. Luego se sienta a solas por un momento alabando y glorificando a Al-lah, Glorificado sea, y recitando algunas aleyas de Su Libro, meditando al mismo tiempo sobre los hermosos significados de las palabras que está recitando. Además, ella controla su actitud y comportamiento, corrigiéndose si ha cometido alguna falta o error de alguna manera. De ese modo, su adoración tendrá los resultados deseados de la pureza del alma, limpiando sus pecados y liberándose de las ataduras de Shaitan, cuyos constantes susurros pueden destrozar a una persona.
 
Si la verdadera musulmana comete algún error o tropieza en el sendero recto, pronto lo enmendará buscando el perdón de Al-lah, Glorificado sea, abjurando de su pecado o error y arrepintiéndose sinceramente. Esta es la actitud a seguir por las musulmanas justas, temerosas de Al-lah. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Por cierto que los piadosos, cuando Satanás les susurra, invocan a su Señor y entonces pueden ver con claridad.} [Corán 7:201]
 
El Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, solía decir a sus compañeros: "Renovad vuestra fe". [Ahmad] Le fue preguntado: "¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Cómo renovamos nuestra fe?". Él dijo: "Repitiendo frecuentemente La ilaha illa Al-lah".
 
La musulmana siempre procura la ayuda de Al-lah, Glorificado sea, para fortalecer y purificar su alma, alabando constantemente y recordando a Al-lah, controlándose a sí misma y teniendo en mente en todo momento lo que complacerá a Al-lah. Por eso, ella trata de realizar todo lo que complazca a Al-lah y se abstiene de lo que disgusta a su Creador. De esta manera permanecerá en el Sendero Recto, sin desviarse jamás y sin cometer maldad alguna.
 
Busca la compañía de gente recta y participa en reuniones religiosas
 
Con el propósito de alcanzar esta elevada posición, la musulmana elige amigos dignos y temerosos de Al-lah, pues ellos serán fieles y sabrán ofrecer un consejo sincero, sin traicionarla de palabra o de hecho. Las buenas amistades tienen una gran influencia a la hora de mantener a una musulmana sobre el Sendero Recto, ayudándola a desarrollar buenos hábitos y características refinadas. Un buen amigo, en la mayoría de los casos, refleja nuestro comportamiento y nuestras actitudes, como lo expresa un dicho: "No pregunten sobre un hombre: pregunten sobre sus amigos, porque todo amigo sigue a sus amigos".
 
Juntarse con gente decente es una señal del buen linaje y los nobles propósitos en la vida, como alguien sabiamente mencionara: "Juntaos con gente noble y llegaréis a ser como ellos. De ese modo, no debéis considerar a cualquiera como vuestro amigo".
 
Por eso, escoger buenos amigos es tan esencial como evitar hacer el mal: "Si vosotros os juntáis con gente, haced amigos con los mejores, no hagáis amigos con los peores a menos que seáis como ellos".
 
La musulmana se interesa por participar en las reuniones donde se discute el Islam y la grandeza de sus enseñanzas en lo relativo al individuo, la familia y la sociedad, y donde los presentes piensan en el poder de Al-lah Todopoderoso, Glorificado sea, y las abundantes bendiciones a Su creación; y se aconsejan unos a otros obedecer Sus mandatos, acatar Sus prohibiciones y buscar refugio en Él. En dichas reuniones, los corazones se suavizan, las almas son purificadas y todo el ser se ve colmado con el júbilo de la fe.
 
Así, ‘Abdullah Ibn Rawahah, que Al-lah Esté complacido con él, cuando encontraba a uno de los compañeros del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, solía decir: "Vamos, creamos en nuestro Rabb (Señor) por un momento". Cuando el Profeta escuchó esto, exclamó: "¡Qué Al-lah Tenga misericordia de Ibn Rawahah! Pues ama las reuniones donde los Ángeles sienten orgullo de asistir". [Ahmad]
 
Hasta ‘Umar, que Al-lah Esté complacido con él, que era tan correcto y llevaba a cabo tantos actos de adoración, sentía la necesidad de purificar su alma de tiempo en tiempo. Por ello, se apartaba por un rato de los cuidados y preocupaciones de la vida para refrescar su alma y limpiar su corazón.
 
La musulmana es responsable de fortalecer su alma y purificar su corazón. Ella siempre debe impulsarse para alcanzar un nivel más elevado y tomar las precauciones necesarias para no dejarse caer. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español: {Por el hombre y Quien lo Creó, y le Enseñó el camino del bien y del mal, que por cierto que obtendrá el éxito [en la otra vida] quien purifique su alma [apartándose de los pecados], y estará perdido quien la pervierta [siguiendo sus pasiones].} [Corán 91:7-10]
 
Por tal motivo, a la mujer musulmana se le pide escoger con cuidado a sus mejores amigas y asistir a las mejores reuniones, para estar en un ambiente que incremente su fe y taqua. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español): {Reúnete con quienes invocan a su Señor por la mañana y por la tarde anhelando complacerle. No te apartes de ellos inclinándote por el encanto de la vida mundanal. No obedezcas a quien hemos hecho que su corazón se olvide de Nosotros, siga sus pasiones y se extralimite en sus acciones.} [Corán 18:28]
 
Repite frecuentemente los ad‘iah y las súplicas descritas en los hadices
 
Otra forma en que la mujer musulmana puede fortalecer su alma y conectar su corazón a Al-lah, Glorificado sea, es repitiendo las súplicas que el Profeta solía decir en diversas ocasiones. Existe un du‘a’ para salir de la casa, otros para entrar a la casa, para comenzar a comer, al finalizar una comida, al usar ropas nuevas, al acostarse en la cama, al despertarse del sueño, al despedir a un viajero, al dar la bienvenida a un viajero de regreso al hogar, etc. Casi no existe ningún acto para lo cual el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, no tuviera un du‘a’, por medio del cual pedía a Al-lah, Glorificado sea, que lo Bendijera en su empeño, lo Protegiera del error, lo Guiara hacia la verdad, Decretara lo bueno para él y lo Salvaguardara del mal, como está explicado en los libros de Hadiz narrados por el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam. Él acostumbraba enseñar estos ad‘iah y adhkar a sus compañeros y los alentaba para que los repitieran en los momentos adecuados.
 
La fiel musulmana se interesa en aprender estos ad‘iah y adhkar, siguiendo el ejemplo del Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam, y sus distinguidos compañeros, y no se olvida de repetirlos en los momentos apropiados. De esta manera, su corazón permanece concentrado en Al-lah, su alma se limpia y purifica y su fe se acrecienta.
 

La musulmana moderna está en suma necesidad de esta nutrición espiritual, para pulir su alma y mantenerla apartada de las tentaciones y distracciones nocivas de la vida moderna, que podrían significar la fatalidad para las mujeres inmersas en sociedades que se han desviado de la guía original de Al-lah, Glorificado sea, y mandan a grupos de mujeres al infierno. Tal como lo indicó el Profeta, sallallahu ‘alayhi wa sallam: "Vi el Infierno, y vi que la mayoría de sus habitantes eran mujeres". [Muslim] La mujer musulmana que comprende las enseñanzas de su religión mira hacia dónde está yendo y se esfuerza en aumentar sus buenas acciones, para poder salvarse de la terrorífica trampa en la cual los demonios de entre la humanidad y los yinn intentan hacer caer a las mujeres.

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